Día 9 - Ruta por Suecia: Helsingborg y Malmo
¡Nos vamos a Suecia! Va a ser una ruta muy cortita y rápida, pero al menos podemos decir que hemos estado allí. Lo cierto es que en cierta forma es una excusa para cruzar en coche el Puente de Oresund a la vuelta.
Dejamos el Museo de Arte Moderno de Louisiana y llegamos al puerto de Elsinor alrededor de la una y media.
La autovía E47 nos deja prácticamente allí, no tiene pérdida.
Tenemos que esperar unos 20 minutos hasta que esté listo el siguiente ferry, así que aprovechamos para comer algo rápido en un pequeño café.
El ferry creo recordar que era de Scandlines, aunque creo que en la actualidad el operador para esa línea es ForSea. En cualquier caso, sí recordamos el nombre del barco: Hamlet, en referencia al Castillo de Kronborg en Elsinor.
Todo el tema del coche: subir al ferry, bajar, etc. está muy bien organizado.
Nunca habíamos subido a un ferry en coche y yo al menos no tenía ni idea de cómo era el proceso, pero básicamente es como aparcar en el supermercado.
No recuerdo exactamente cuánto nos costó, alrededor de 30 euros quizás. Lo normal es hacer el trayecto de ida y vuelta en el día, y con ese ticket combinado sale más barato cada trayecto. En nuestro caso sólo hacíamos el viaje de ida.
El trayecto en sí se hace en unos 20-30 minutos.
Así que como por arte de magia estamos en Suecia.
Helsingborg
Helsingborg es una ciudad preciosa.
Desde la terminal del ferry se puede llegar andando en 5 minutos a lo que sería el centro histórico de la ciudad, así que dejamos el coche aparcado en la zona del puerto.
El edificio que más llama la atención es el ayuntamiento (Helsingborgs Radhus)
Es relativamente moderno, de finales del siglo XIX, pero muy original.
Uno de los principales atractivos turísticos de Helsingborg es Karnan, una enorme torre medieval que formaba parte de la fortaleza que defendía la entrada al estrecho de Oresund junto con el castillo de Kronborg.
Esta parte de Suecia pertenecía en esos tiempos a Dinamarca.
La torre fue construida a principios del siglo XIV.
Karnan está en la actualidad integrado en un parque ajardinado precioso.
Para llegar desde el ayuntamiento, simplemente tenemos que seguir la calle Stortorget hasta llegar a la escalera que da acceso al recinto de Karnan
Toda la edificiación de la entrada, incluyendo los arcos y la rampa de acceso, son construcciones relativamente modernas, que no formaban parte de la fortaleza original.
A lo largo de la historia, la fortaleza cayó en manos de los daneses y los suecos en diferentes ocasiones, y más que un elemento defensivo, se convirtió en un problema defensivo. Así que el rey Karl XI de Suecia, a finales del siglo XVII, ordenó demoler toda la fortaleza, excepto la torre, cuya estructura principal se ha conservado desde entonces.
Aunque la parte superior, las almenas y parte de la torre octogonal se reconstruyeron a principios del siglo XX siguiendo la estructura original.
La torre en sí es enorme.
Además, como está aislada de cualquier otro edificio, parece más impresionante si cabe.
Es posible subir a lo alto, a las almenas.
Nosotros no teníamos mucho tiempo, y había un grupo de turistas esperando, así que decidimos no esperar.
De todas formas, desde las pequeñas torres de la entrada al recinto ya se tienen unas vistas excelentes de Helsingborg y de la costa.
Malmö
Malmo está a menos de una hora en coche desde Helsingborg.
Entre las dos ciudades está Landskrona, que en un hipotético plan alternativo querríamos haber visitado.
Y a muy pocos kilómetros de Malmo está Lund, otra pequeña ciudad sueca que nos hubiera gustado visitar.
Pero todos esos planes alternativos hubieran necesitado días de 48 horas o algún tipo de teletransporte cuántico, y sólo teníamos nuestro pequeño coche de alquiler :) que teníamos que devolver en un par de horas.
Así que sólo nos da tiempo material para pasar por el centro de Malmo.
Por lo que pudimos ver, tenemos el recuerdo de una ciudad moderna y funcional.
No llegamos a la zona del distrito de Centrum, que vendría a ser el centro histórico de la ciudad.
Por esa zona está el castillo, Malmohus Slott, o por ejemplo la iglesia de San Petri (S:t Petri kyrka).
Pero como digo, no teníamos tiempo de andar callejeando con el coche. Aparcamos en algún lugar de la parte comercial de Malmo, por la zona de Triangeln, y dimos un paseo rápido por esas calles de tiendas, simplemente para ver qué cosas compran los suecos.
La verdad es que Malmo posiblemente tiene más clientes daneses que suecos.
Sobre nuestras cabezas vemos a nuestra vieja amiga Nube, que nos avisa amablemente de que es hora de regresar a Copenhague.
Puente de Oresund
Sí, lo confieso… Toda esta aventura de Suecia tenía como objetivo real atravesar el puente de Oresund en coche…
No me quería ir de Dinamarca sin haber ‘tocado’ este auténtico monstruo.
El puente de Oresund tiene unos 16 kilómetros de longitud y comunica Suecia con Dinamarca a través del estrecho de Oresund. Permite la circulación de coches y trenes.
Como ocurre con este tipo de cosas, cuando estás sobre el puente en coche, la verdad es que puedes apreciar poca cosa. Lo ves desde ‘arriba’ y es como una carretera normal (con mar a los lados, eso sí)
Pero claro, es una experiencia muy chula, porque estás cruzando literalmente un trozo de mar, con un punto de ‘tierra firme’ en medio que no es otra cosa que una isla artificial (Peberholm)
Cuando llegas a Peberholm, lo que era un puente se transforma en un túnel y pasas a conducir bajo tierra y bajo el agua, porque directamente el túnel se hunde en el mar.
Te da tiempo a recordar todas esas pelis de catástrofes en las que se derrumban puentes y se inundan túneles :)
Finalmente salimos a la luz, justo al lado del aeropuerto de Copenhague.
Lo de la luz es una forma de hablar… Nube ha llegado con todas sus amigas y se ha hecho de noche a las cinco de la tarde.
La parte positiva es que al final nos ha sobrado tiempo y tenemos margen para llenar el depósito de gasolina y devolver el coche.
Diario de viaje
La experiencia ha sido excelente, lo hemos pasado muy bien a lo largo de la mañana y hemos hecho un montón de cosas.
Para volver al centro de Copenhague tenemos que comprar los tickets de transporte público (no tenemos la Copenhagen Card , cómo la echo de menos).
No nos enteramos bien de las zonas y los detalles y compramos los tickets equivocados… Tenemos que volver a comprar los tickets de nuevo, no se pueden devolver. Así que nos sale ‘cara’ la broma. Realmente son unos 15 euros que hemos regalado a las arcas de la empresa de transporte de Copenhague, calderilla para lo que es Dinamarca… es más la sensación de haber hecho el tonto :)
Queremos llegar al apartamento para salir a visitar la Catedral de Copenhague y la Torre Redonda