Día 5 - El faro de Skagen y Frederikshavn
La ciudad de Skagen se encuentra en la zona más septentrional de Jutlandia, casi en el extremo del cabo alargado que lleva su nombre. Un lugar de aguas peligrosas donde eran muy frecuentes los naufragios en el pasado. En Skagen se construyó uno de los primeros faros de Dinamarca, conocido como Vippefyr.
Llueve a cántaros..
La región de Skagen es famosa por tener una luz especial, que ha atraído a fotógrafos y pintores de diferentes épocas.
Y a nosotros nos ha tocado el día más gris y lluvioso del viaje.
Skagen
Skagen se sitúa en un punto geográfico muy especial, en la entrada desde el Mar del Norte hacia el Mar Báltico.
Este tramo de transición entre los dos mares está formado por dos grandes estrechos: el estrecho de Skagerrat separa el sur de Noruega de Dinamarca, y el estrecho de Kattegat separa el este de Dinamarca del oeste de Suecia.
La punta del cabo de Skagen señala justo el límite entre los dos estrechos.
Ha sido siempre una zona muy peligrosa para la navegación por culpa de las corrientes, el viento y los bancos de arena que cambian constantemente.
Por ese motivo, el faro de Skagen fue uno de los primeros faros que se construyeron en Dinamarca, a mediados del siglo XIX.
El faro de Skagen
Hay por ahí fotos impresionantes, bellísimas, del faro de Skagen, con el cielo azul y el contraste con los edificios anexos, de color amarillo intenso como muchas casas de la zona.
Hay que verlo un día soleado para hacerse una idea de la belleza salvaje de la región y apreciar esa luz especial que comentan. Precisamente esta excursión a Skagen surgió a partir de unas fotos que vimos del faro.
El panorama que encontramos nosotros no fue tan espectacular.
Nuestro comité de bienvenida fue en este caso una bandada de ocas o gansos (probablemente eran otra especie de ave) ruidosas y escandalosas, a escasos 50 metros del faro.
La lluvia nos dio un pequeño respiro.
Pero entre el ruido insoportable de las ocas, y el viento helado y huracanado… la verdad, el faro ya no nos pareció tan bonito.
En cualquier caso es bastante espectacular.
Una pequeña decepción, pero ahora, pasado el tiempo, pienso que principalmente por la climatología tan deprimente de ese día.. No quiero vivir en el norte de Dinamarca en invierno :)
Pero creo que volveríamos a repetir la excursión, porque se le puede sacar muchísimo partido a esta región, más sabiendo que si te toca un día soleado va a ser muchísimo más impresionante.
Museo de Skagen
A unos 500 metros al norte del faro se encuentra el Museo de Skagen que recoge obras de los que se conocieron como Pintores de Skagen .
Playas de Grenen
Subiendo un poco más al norte están las playas de Grenen, que son muy famosas en Dinamarca.
Incluso nos atrevimos a dar un paseo para recoger piedras y conchas.. y logicamente nos mojamos los pies, los zapatos y los pantalones.
Se puede ir desde el faro, recorriendo la playa a pie hasta llegar a las playas del norte, no creo que se tarde más de 30 minutos dando un paseo, pero claro, tampoco estaba el día como para ese tipo de aventuras.
De vuelta hacia el sur en coche hacemos una parada en una cafetería de Skagen (hay bastantes a lo largo de la carretera principal que cruza la ciudad) para entrar un poco en calor.
El color predominante en Skagen es el amarillo de las fachadas de sus casas y el naranja de sus tejados.
La iglesia enterrada
No llegamos a visitar la que se conoce como la iglesia enterrada, Den Tilsandede Kirke.
Toda esta región ha tenido siempre muchos problemas con las dunas.
El viento hace que la arena sea arrastrada hacia el interior, creando dunas móviles. Finalmente los daneses consiguieron minimizar el problema plantando arbustos, árboles y plantas especiales en las zonas de playa.
Esa iglesia en particular (del siglo XIV) tuvo que ser finalmente abandonada en 1795 tras casi dos siglos de lucha contra la arena y las dunas. En la actualidad sólo queda la torre, pintada de blanco, que servía de guía a los pescadores de la zona y los marineros que navegaban cerca de la costa.
Frederikshavn
Cansados, remojados y un poco decepcionados por el día desapacible, partimos hacia Frederikshavn.
Frederikshavn (puerto de Frederik) se llama así en honor de Federico VI, rey de Dinamarca durante la primera mitad del siglo XVIII.
Y lo cierto es que el nombre es más que acertado (por lo de puerto) porque no hay uno, sino más de 6 puertos en la ciudad: puerto pesquero, puerto comercial, puerto naval, puerto deportivo..
No está el día para mucho paseo, pero justo antes de subir al coche vemos una iglesia, se trata de la Iglesia de Frederikshavn, un edificio de finales del siglo XIX, que se encuentra al lado del puerto.
Diario de viaje
El cansancio tiene un límite y lo que echamos de menos en este momento es el apartamento calentito, comida calentita, un café calentito.. Un sitio seco y resguardado del viento… ¿puede haber algo mejor?
Nos despedimos de Frederikshavn y del norte de Dinamarca y emprendemos el regreso a Aarhus.
Es primera hora de la tarde pero el cielo está tan cerrado y oscuro que parece que ya esté anocheciendo.
Y tiene pinta de que en cualquier momento va a ponerse a diluviar de nuevo.
Ni siquiera hacemos parada en Aalborg, que era uno de los destinos previstos.
Dos horas más tarde estamos en el apartamento de Aarhus.. y mañana será otro día:
Primero visitaremos Den Gammle By y luego nos iremos a pasar el día a Legoland.